Mi vida no tiene sentido sin él.
Es un juego, una meta.
Es como la zanahoria que cuelgan delante del caballo para que ande.
Me ilusiona saber algo más y me hace proponerme volver a conseguir esa sensación.
Hace que necesite reir esté donde esté, en cualquier situación.
Que la gente me mire y se pregunte porqué intento reprimir la risa con una estúpida sonrisa.
El es la dopamina que necesito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario