lo tenía todo planeado pero tal y como me conocía sabía que algo saldría mal,
me acercaba a coger mi mochila, calculando las distancias y el tiempo que tardaríamos ambos en llegar.
Estaba cerca, muy cerca y me agaché a coger mi mochila, la única persona que nos separaba se apartó.
Y estábamos el uno junto al otro, y él no lo sabía.
-No, me quedo hasta el sábado por la mañana con mi madre.
La única frase que alcancé a oír dado mi aturdimiento.
La voz de ella me llegó como la lluvia en un año de sequía:
-¿Puedes coger mi mochila?
POR SUPUESTO! ¿Por que no iba a aprovechar esta oportunidad de aproximarme más a él?
Y hace ya unos días que me pregunto:
¿Cuánto puede durar esta situación de euforia? Se supone que cuánto más subes, más alto estás y que cuánto más alto estás más duele la caída y todo lo que sube...
¿Cuándo me tocará bajar, caer, llorar? Espero que cuando eso pase, él esté ahí y vea lo que ha hecho conmigo.
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