Me dejo llevar.
Simplemente me siento y cierro los ojos hasta que llegan los sentimientos.
Y me invaden, entran en mí, llenan hasta el más recondito espacio que cubre mi piel.
Entonces se hacen ligeros y yo con ellos.
Desaparezco, donde nadie debe verme.
Donde nadie puede verme.
Y entonces, solo entonces, cuando nadie mira, reacciono ante ellos.
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